JACQUES FISTON
EXTRA DE NAVIDAD
EN
¡UNA MISIÓN DELICADA!
Un relato de “EL CAPITÁN TRUENO”, basado en los personajes creados por VÍCTOR MORA.
Grandes gotas de sudor resbalaban por la frente del Capitán Trueno mientras su semblante reflejaba la gran tensión a la que estaba siendo sometido.
Estaba solo; nadie podía ayudarlo para enfrentarse a una de las situaciones más difíciles de su azarosa existencia
Se encontraba cara a cara con su sino. No podía echarse atrás ante aquel reto. Todo dependía de sí mismo.
¿Conseguiría salir adelante?
¿Lograría superar la formidable prueba que los caprichos del destino le habían deparado?
La situación era extremadamente compleja, pues se trataba de llevar a buen término...
¡UNA MISIÓN DELICADA!
1
Solamente el crepitar de los troncos que ardían en la gran chimenea rompía el silencio que dominaba la amplia y bien iluminada sala.
Los pasos del Capitán resonaban por toda la estancia mientras sentía cómo los acelerados latidos de su corazón repiqueteaban en sus oídos.
Giró la cabeza hacia un lado y a otro: estaba... ¡solo!
Comprendió entonces que nadie podía ayudarlo en tan ardua tarea.
Debía enfrentarse a la dura realidad.
Llenó de aire sus pulmones valorando todas las posibilidades, intentando encontrar una solución. No había alternativa posible. Todo estaba en sus manos.
Notó como el sudor llenaba su frente. Volvió a respirar profundamente y armándose de valor, tomó la única decisión posible.
- Debo hacerlo.
“Hola. Dejad que me presente. Me llamo Ragnar, y ese que está sudando tanto es mi papá. Está intentando cambiarme los pañales, y por lo que parece le está dando bastante trabajo. Como no lo hace muy a menudo, le cuesta un poco.
Mi papá se llama Capitán Trueno, y es un hombre muy fuerte y muy valiente; y aunque a él no le gusta que lo digan, es un gran guerrero. Yo lo sé porque según he oído decir, cuando nací, mi papá se peleó con unos señores malos que querían hacernos daño a mi mamá y a mí.
También sé que es muy fuerte porque tiene unas manos grandes. Pero por lo que veo no le sirven mucho para cambiarme el pañal.
¡Ja, ja, ja! Me está haciendo cosquillas.”
- ¡Maldita sea! – Blasfemó el Capitán, aunque luego sintió haberlo hecho delante del niño - ¿Qué le pasa ahora? – se quejó cuando el bebé se movió bruscamente – ¡Precisamente cuando ya casi había terminado...!
“Anda, tiene que volver a empezar. Pues mientras se pelea con mis pañales sigo con lo que os estaba contando. Os decía que mi papá es un gran guerrero y que a menudo tiene que pelearse con otros señores porque quieren hacer lo que les da la gana sin respetar nada ni a nadie.
Pero cuando está conmigo, es muy amable y cariñoso. Cuando me coge en brazos me siento seguro y tranquilo. Noto su fuerza, pero no me hace daño. Me dice cosas amables y pone una cara... me mira y le brillan los ojos. ¿Por qué será?
A veces se va con sus amigos durante unos días. Según he oído decir es porque alguien necesita ayuda y mi papá va corriendo porque le gusta ayudar a los demás. (y también porque no sabe estarse quieto)
Cuando esto sucede, el castillo está triste y aburrido. Yo... lo echo mucho de menos. Me siento muy feliz cuando está aquí conmigo. Es mi papá. ¿no?
¡Uy! ¡Me ha pellizcado!”
- ¡Oh! ¿Qué sucede ahora? – el Capitán se llevó la mano a la coronilla y resopló con fuerza - ¡Lo siento, hijo! Pero si no te movieras tanto... ¡sería mucho más fácil!
“Bueno, parece que le cuesta, pero creo que finalmente lo logrará.
Cuando yo sea mayor quiero parecerme a mi papá. Es el mejor papá del mundo.
¡Huy! Me parece que viene alguien. Y esa fragancia...”
La puerta se abrió
- ¡Muy bien! Parece que lo estás logrando – se escuchó una agradable voz por detrás del Capitán.
La reina de Thule y madre de Ragnar se acercó a la cuna. El pequeñuelo la reconoció de inmediato.
- ¡Sigrid! Por fin has llegado – respondió aliviado el Capitán - Nunca pensé que fuera tan difícil. Si por lo menos se estuviera quieto...
- ¡¡Guééé!!
“ ¡¡Es mi mamá!!”
El capitán se apartó a un lado. Sigrid acercó su rostro al del bebé haciéndole una carantoña. Éste alzó sus tiernas manos hacia ella.
- ¡Tranquilo Ragnar!. Deja que papá acabe de ponerte los pañales – le susurró dulcemente a su hijo, mirando de reojo a un abrumado Trueno mientras disimulaba una burlona sonrisa.
- ¡Bien! Volvamos a empezar – manifestó el Capitán resignadamente.
“Es mi mamá. Se llama Sigrid y es una mamá maravillosa. Siempre me sonríe y me dice cosas agradables y cariñosas. Cuando estoy con ella noto una sensación muy agradable de felicidad. Eso sí: cuando yo protesto se pone muy seria y me riñe. No lo entiendo, porque luego me coge y se pone a jugar conmigo. Me acaricia, me habla suavemente, me cuenta historias y me hace cosquillas.”
- No lo aprietes tanto, que luego estará incómodo y se pondrá a llorar – aclaró Sigrid, señalando el lazo que el Capitán estaba haciendo para sujetar el pañal.
- Pero es que, si no lo sujeto con fuerza se le va a caer y luego tendremos un “percance”
“Mi mamá manda mucho. Es la reina, y todos la respetan. Trabaja todo el día, siempre está reunida con unos señores muy serios... pero ella siempre sonríe, aunque a veces se pone muy seria, se enfada y los riñe. ¡Igualito que a mi!
Cuando me sacan a pasear por las aldeas vecinas, todas las gentes salen a saludarnos y se acercan para verme. Muchas veces, mi mamá deja sus ocupaciones para estar un ratito conmigo, de paseo, y también la saludan con mucho cariño. Y mi mamá siempre tiene palabras agradables para todos ellos. Al ver sus caras, hago como mi mamá, les sonrío y se ponen muy contentos, ¿por qué será? No entiendo mucho qué quieren decir cuando me llaman príncipe.¡ Me llamo Ragnar!”
- Bueno, parece que ya está – comentó Trueno exteriorizando gran satisfacción – Creí que no lo lograría nunca...
- ¡No cantes victoria tan pronto! – replicó Sigrid en tono divertido – Ahora tienes que vestirlo.
- Pero... – trató de protestar el capitán.
- Nada de peros – cortó tajante Sigrid – ¡No pretenderás llevar al pequeño medio desnudo al Gran Salón!.
El Capitán aceptó, aunque a regañadientes, y se puso manos a la obra, bajo la atenta mirada de su amada.
“He oído decir que me pusieron ese bonito nombre en memoria de mi abuelo. Bueno, en realidad no lo era, pero sí que lo era...¡Huy! Creo que me estoy haciendo un lío.
¡Como mi papá! ¡Que me está poniendo el vestido al revés!”
Sigrid apenas podía contener la risa. Y el Capitán trueno ya no sabía qué cara poner.
“¡Me siento tan feliz cuando están los dos conmigo!” Aunque a veces me pongo triste cuando mi papá se va con sus amigos, ya lo dije antes. Mi mamá también se pone triste. Hay momentos que se pasa horas en las almenas del castillo mirando el horizonte, esperando con anhelo su regreso. Entonces me mira, y se le humedecen los ojos.”
A veces me quedo con el aya Klundia. Algunos dicen que es una bruja. Debe de serlo porque cuando no puedo dormirme dice unas palabras mágicas, canta una canción, y enseguida me entra un sueño... Creo que mi mamá también es un poco bruja, pues cuando estoy con ella me siento tan bien...”
- Bien cariño. Parece que por fin lo has conseguido... – concluyó. Sigrid con una gran sonrisa en los labios.
Trueno cogió en brazos al pequeño. Miró a su amada con ojos de ternura, que sonreía profusamente y que estaba exultante de belleza, se acercó a ella y la besó en los labios.
“¡Uy!, ¡Se están besando!”
Los tres salieron de la estancia dirigiéndose hacia la sala contigua. Trueno seguía con su hijo en brazos. Allí se encontraba Crispín que había regresado unas horas antes de pasar unos días junto con su gran amiga Birgit.
- ¡Caramba Capitán! – dijo el joven en un tono divertido – Observo que has salido airoso de tu “misión”.
- ¡No te rías muchacho! – sonrió Trueno – Ha sido sin duda una de las más difíciles. – prosiguió, mientras se ayudaba de su dedo índice, agitándolo una y otra vez, manifestando la dureza de la prueba - ¡Este arrapiezo no sabe estarse quieto...! – Entonces lo miró con dulzura y lo acunó en sus brazos.
“¡Es Crispín!. Uno de los amigos de mi papá. En realidad, es más que un amigo. Dicen que perdió a sus papás cuando era muy pequeño, y el mío, entonces, se hizo cargo de él. Así que es como si fuera mi hermano mayor. También lo quiero mucho. Es muy divertido y cuando está conmigo siempre me cuenta historias fantásticas de príncipes y caballeros.”
- ¡Hola pequeño! – saludó Crispín al niñito, pasando un dedo por la diminuta nariz del bebé – Hoy tengo muchas cosas que contarte.
Ragnar arrugó la nariz.
“¡ Pero aquí falta alguien!.¿Dónde está el otro amigo de mis papás?”
El Capitán miró alrededor de la sala.
- ¿Buscas a alguien? – inquirió Sigrid.
- Si buscas a Goliath – respondió Crispín - dijo que iba a echarle un vistazo a las cocinas para asegurarse de que todo estaba en orden. Debe de haberse quedado allí.
Un potente vozarrón se dejó oír a lo lejos.
- ¡Esta vez te has equivocado muchacho! Aunque debo confesar que he estado tentado de hacerlo.
“¡Ahí está!. Ese es Goliath. Es como el hermano de mi papá. Se han salvado la vida el uno al otro varias veces. La primera vez que lo vi me dio miedo; es tan grandote... y como tiene ese ojo tan raro... me asustó. Pero aunque sea un poco feo, tiene un gran corazón (y un gran estómago...). Parece muy bruto, pero cuando me coge en brazos es tierno y amable.”
Los cinco se dirigieron hacia el Gran Salón. Estaba lleno de gente, y profusamente adornado. Se habían reunido todos los amigos cercanos a la corte para celebrar las tradicionales fiestas del solsticio de invierno. Para tan especial ocasión habían acudido el príncipe Gundar y su esposa Zaida. Con sus hijos, Ingrid y Leiff.
Cuando el Capitán, Sigrid, Crispín, Goliath y Ragnar entraron, los presentes prorrumpieron en grandes vítores.
“Ésta es mi familia. Juntos han pasado un montón de aventuras y, seguramente les quedan todavía muchas por vivir. Ahora estaré también con ellos. Tendré que hacerme mayor pronto...
¡ Hasta pronto amigos del foro! Y de parte de todos nosotros, os deseo que paséis unas muy Felices Fiestas.”
FIN
Joan Carles Franquet
Teià, novembre de 2006
Con la colaboración especial de
Luís Antonio Ródenas
Luís Antonio Ródenas
3 comentarios:
Gracias monsieur Fiston por este entrañable regalo de Navidad. A pesar de ser usted franchute me cae muy bien... no se parece en nada al Cardenal Richelieu... que nos quitó el Rosellón, como si fuera un roscón.
merci, monsieur
Jacques Fiston
Il n'y a pas de quoi. Je me réjouis de votre prochain histoire.
Bonne année!
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