No reparaba en las razas. Para él, todos los hombres eran iguales y de igual dignidad. Llama la atención precisamente este hecho: es como si Víctor Mora y Ambrós hubieran pretendido representar aquí que la esclavitud, como la libertad, no entiende de fronteras ni de credos; y que la maldad pueden habitar en cualquier ser humano, independiente de su origen.
Otra portada mítica extraordinaria que merece ser traída a esta colección, como homenaje y agradecimiento a sus creadores.
Ebravor

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