Nunca entenderé, por más que lo intente, cómo pudo Ambrós dar el salto que dio. Conocí sus dibujos de la serie "El Jinete Fantasma", muchos años después de haber leído y querido "El Capitán Trueno". Todo aficionado sabe que los principios del maestro fueron más bien mediocres, y que el envaramiento y la ausencia de agilidad en los trazos, caracterizaron sus primeros pasos en el mundo de la historieta. Un día, de repente, como por arte de magia, la vida iluminó sus viñetas. Y no me refiero sólo al dibujo en si, en lo que atañe al sentido de la proporción anatómica, al dinamismo que sabía dar a la acción, a su visión cinematográfica de las escenas que tenía que representar... Quiero hablar brevemente de un punto clave: la psicología con que, de forma tan genial y con tan pocos y esquemáticos trazos, supo dotar a todos sus personajes.
Ambrós, no sólo fue un ilustrador de la acción por la acción; lo fue también del alma. Para mejor comprender lo que intento decir, no tenéis más que abrir el número 128 de la colección original por las páginas 5 y 6. No existe la acción. Se capta el silencio, el lento transcurrir de un tiempo concreto, la gravedad expectante en los rostros de Gundar y Zaida, el entusiasmo contenido de Goliath y de Crispín ante la inminencia de una nueva aventura. Sigrid mira de soslayo al reflexivo Capitán Trueno... ¡cuánto dolor y comprensión supo plasmar Ambrós en sus bellos ojos claros!
La emoción, la incertidumbre, la tensión ante el instante ineludible de tomar una u otra decisión; estaban allí. Y Ambrós lo vio y lo dibujó.
Pero para que nuestro querido y admirado maestro pudiera verlo; fue preciso que alguien hubiera imaginado, sentido antes, la intensidad de aquella escena. Y ese alguien fue Víctor Mora.
Víctor Mora y Ambrós, Ambrós y Víctor Mora... conectaron mágicamente. Juntos formaron un tándem irrepetible en la Historieta Española. Desde este Blog recuperamos este artículo, escrito inicialmente para "La Massana Cómic", en 2003; como prueba de eterno agradecimiento y admiración a estos dos extraordinarios artesanos de la ilusión y de la fantasía.
Ambrós, no sólo fue un ilustrador de la acción por la acción; lo fue también del alma. Para mejor comprender lo que intento decir, no tenéis más que abrir el número 128 de la colección original por las páginas 5 y 6. No existe la acción. Se capta el silencio, el lento transcurrir de un tiempo concreto, la gravedad expectante en los rostros de Gundar y Zaida, el entusiasmo contenido de Goliath y de Crispín ante la inminencia de una nueva aventura. Sigrid mira de soslayo al reflexivo Capitán Trueno... ¡cuánto dolor y comprensión supo plasmar Ambrós en sus bellos ojos claros!
La emoción, la incertidumbre, la tensión ante el instante ineludible de tomar una u otra decisión; estaban allí. Y Ambrós lo vio y lo dibujó.
Pero para que nuestro querido y admirado maestro pudiera verlo; fue preciso que alguien hubiera imaginado, sentido antes, la intensidad de aquella escena. Y ese alguien fue Víctor Mora.
Víctor Mora y Ambrós, Ambrós y Víctor Mora... conectaron mágicamente. Juntos formaron un tándem irrepetible en la Historieta Española. Desde este Blog recuperamos este artículo, escrito inicialmente para "La Massana Cómic", en 2003; como prueba de eterno agradecimiento y admiración a estos dos extraordinarios artesanos de la ilusión y de la fantasía.
1 comentario:
¡Bienvenido, Elías!
Que ésta sea tu primera aportación de muchas.
Felicidades.
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